En la sede de la histórica Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales del Paseo de la Castellana, los días 2 y 3 de octubre, ha tenido lugar la segunda edición del Simposio del Transporte Colectivo de Pasajeros y Mercancías. La convocatoria ha logrado un gran éxito al reunir a unos 50 ponentes, entre los más brillantes profesionales del sector. Representaban a operadores logísticos y energéticos, a fabricantes de vehículos, de sistemas y de componentes.


Todos ellos se mostraron comprometidos con los objetivos que impone el proceso de descarbonización en sus fases de 2030, 2035 y 2040, en que se debería lograr una reducción de emisiones de CO2 del 90%, en vehículos pesados. Todo esto para que una década más tarde se pueda lograr que la Unión Europea (UE) sea climáticamente neutra.


Sin embargo, no han dejado de mostrar su preocupación ante la falta de neutralidad tecnológica con que se tomó la decisión de apostar por la tecnología del vehículo eléctrico como solución única para lograr los objetivos marcados, sin la menor intervención de los afectados por la misma (fabricantes, operadores de transporte y de energías, etcétera). Reconocen que la electricidad aparece como la mejor alternativa
desde el punto de vista de la eficiencia energética y que puede alcanzar una importante aplicación en vehículos ligeros y de corta y media distancia, así como en flotas que operan en entornos urbanos, pero a medio plazo supone un problema de difícil solución en el caso de transporte pesado de largas distancias. Esta es una de las causas por las que los objetivos marcados en el llamado Pacto Verde firmado en 2019, parezcan ahora difícilmente alcanzables.


En la actualidad, muchos operadores en largas distancias están experimentando con vehículos que utilizan hidrógeno verde (H2), con pila de combustible (fuel cell). Señalan, como problema, que, mientras que los fabricantes si han puesto a punto gamas de vehículos con H2, no hay red de suministro. Otra alternativa que se ha analizado la constituyen los combustibles renovables de origen orgánico o sintéticos, neutros en emisiones de CO2, totalmente sostenibles, que podrían ayudar a lograr la descarbonización utilizando vehículos con motores actuales. Pero de momento, nada de esto está en el foco de quienes han escrito las normas.


Por parte de las Administraciones, participaron la directora general de Transporte por Carretera (MITMA), Roser Obrer, quien hizo valer el presupuesto de ayudas a la compra de nuevos vehículos (eléctricos), así como al achatarramiento de los viejos y a la instalación de nuevos puntos de recarga.


También participó en el Simposio Borja Giménez Larraz, eurodiputado por el PP recientemente elegido y que es miembro del Comité de Transportes del Parlamento Europeo que acaba de iniciar su trabajo. Sus palabras fueron alentadoras para los representantes del sector, al decir que se proponen imponer la neutralidad tecnológica, hablar con los actores de los diferentes sectores, reducir la burocracia y hacer más realistas los plazos y los objetivos del Plan Verde.

Por Mayte

Periodista especializada en movilidad y transporte público de viajeros. Editora de las revistas Carril Bus y City Motion

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